En la Isla de Maio parece que el tiempo se haya parado.
Aquí, donde todavía se puede disfrutar de la belleza de la naturaleza incontaminada, se pueden encontrar animales libres de pastar: burritos, vacas, cerditos y cabras pasean sueltos por la calle en búsqueda de agua y comida.
La sequía persistente y la falta de lluvias de los últimos tiempos no favorecen la vida animal.
Los pocos estanques de aguas pluviales se están secando y, en vez de alimentarse de hierba verde y fresca, los animales están obligados a comerse ramitas secas o, en ausencia de otra cosa, se conforman con cartones y bolsas de plástico.
Nosotros no podíamos soportar verlos sufrir así que decidimos intervenir adoptando, en este orden, una vaca y su becerra, gallos y gallinas, un caballo y unos burritos.
Poco a poco nuestra familia va creciendo.